Quedé con una pareja de guapos y su perrita Rita para hablar de su boda con casi un año de antelación. Así fue porque además de previsores, iban a irse a vivir a Méjico, ni más ni menos. Los vi muy tranquilos con todo el cambio que se les venía encima , y la primera cita transcurrió con la confirmación continua de que yo iba a ser su fotógrafa. Ésa confianza casi ciega, la tranquilidad, la afirmación de que tenía que quedarme a dormir en el mismo lugar de la boda para poder descansar…¡La boda prometía y mucho!































































































































































































































